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30.1.11

Hoy se duerme dos horas menos de lo necesario

La deuda de sueño de la sociedad moderna no para: al influjo tecnológico se suma el estrés cotidiano. Si hace 50 años se dormía 9 horas al día, hoy con suerte se llega a 7.

Cristián M. González S.
Problemas de concentración, falta de energía, malhumor, mayor irritabilidad, disminución del estado de alerta y de la creatividad y, a la larga, un bajo rendimiento laboral o académico son parte de la pesadilla diurna de no dormir bien. Una deuda de sueño que las sociedades modernas han incrementado en los últimos años y que hoy nos tiene durmiendo menos de lo necesario.
Si en promedio un adulto debe dormir nueve horas diarias, ahora no superan las seis o siete horas en brazos de Morfeo. De hecho, diversos estudios muestran que desde principios del siglo XX hasta ahora se ha perdido en promedio dos horas de sueño, como precisa la doctora Rosa Peraita-Adrados.
"Desde la expansión de la luz eléctrica, y luego con la TV y los computadores, hemos perdido una cantidad de sueño que no es despreciable. Somos una sociedad privada de sueño", explica.
La neuróloga e investigadora española, del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid, es una de las invitadas al III Congreso Chileno de Medicina del Sueño, que finaliza hoy en la U. de los Andes, y en donde el sueño a lo largo de la vida ha sido el tema central.

No se recupera
Si al influjo de la tecnología se suma el estrés de la vida actual, el resultado es un dormir fragmentado e incompleto que afecta el rendimiento, el ánimo y hasta la salud de las personas, desde recién nacidos hasta la tercera edad.

A la doctora Peraita le preocupa especialmente lo que ocurre con los adolescentes, pues en ellos se están acumulando horas perdidas de buen dormir que nunca se recuperan del todo. Por lo que el problema se puede acrecentar a futuro.

"En ellos, el sueño se va retrasando, sobre todo los fines de semana, por las salidas nocturnas que cada vez comienzan más tarde", dice la especialista.
A eso se suman los hábitos típicos de un joven moderno, como ver TV o usar internet hasta tarde durante la semana. "Los adolescentes, al final tienen una deuda que acorta los ciclos de sueño, en especial del tipo REM, en que la memoria se almacena; por lo que el aprendizaje disminuye", dice la neuróloga Evelyn Benavides, de la Sociedad Chilena de Medicina del Sueño y codirectora del congreso.
Una encuesta hecha entre 242 universitarios chilenos por la profesora Patricia Masalán, de la Escuela de Enfermería UC, arrojó que los estudiantes duermen apenas cuatro horas los días previos a las pruebas. Menos de la mitad de lo que necesitan.
En los niños, la tecnología también está jugando en contra. A diferencia de antes, en que se jugaba más y, por tanto, se acostaban más cansados, hoy el sedentarismo prevalece. Un ejemplo: un estudio chileno en niños de 4 a 12 años mostró que el 42% se dedica a ver televisión cuando no está en el colegio. Sólo el 24% dijo que jugaba.

Así, además del sedentarismo, la falta de sueño los hace más propensos al sobrepeso y la obesidad, según un estudio de la U. de Pittsburgh: una hora menos de sueño total duplica el riesgo de tener kilos de más.
Y si pensaba que el problema no afectaba a los más pequeños, se equivoca. "Los lactantes también son sensibles. Con madres que trabajan y padres que llegan tarde a la casa, culpables de no pasar tiempo con sus hijos, aprovechan de jugar con ellos, retrasando su sueño", dice Peraita.



Lo ideal
  • De 16 a 17 horas diarias duerme un recién nacido.
  • Hasta los dos años, el sueño oscila entre las 13 y 20 horas al día.
  • Antes de los seis años, un niño debe dormir entre 11 y 13 horas cada noche.
  • En la etapa escolar deberían dormir de 10 a 11 horas.
  • En la pubertad y adolescencia, el tiempo de sueño oscila entre 8 y 10 horas.
  • Los adultos requieren de 5 a 9 horas de sueño.

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