Si bien podría parecer que adentrarse en el tema de los tumores cerebrales es complejo y prácticamente imposible, conocer sobre esta patología es fundamental para poder estar alerta y advertir a tiempo los primeros síntomas.
“Un tumor cerebral es un grupo de células anormales que crecen dentro del cerebro o alrededor de él. Así como tienen dos posibilidades de crecimiento, también tienen dos de desarrollo: pueden invadir directamente las células sanas del cerebro, o bien dañarlas en forma indirecta”, comenzó el Dr. Roberto De Rosa, jefe del Servicio de Neurocirugía del Hospital Universitario Austral (HUA).
“Los tumores cerebrales se clasifican en primarios –un grupo muy variable con distinto origen, pronóstico y tratamiento–, que se desarrollan en las células que componen las diferentes estructuras cerebrales; y hay tumores secundarios o metastásicos, que son aquellos que se han diseminado hacia el cerebro procedentes de una localización extracerebral”, desarrolló el especialista, también profesor de Neurocirugía de la Facultad de Medicina de la Universidad Austral y de la Universidad de Buenos Aires (UBA). Los secundarios son aproximadamente 10 veces más frecuentes que los tumores primarios, y se estima que entre un 20 y 40% de los pacientes con cáncer desarrollarán en algún momento metástasis cerebral.
Causas y síntomas
Hasta el momento no existe una causa que pueda relacionarse con el desarrollo de los tumores cerebrales. De hecho, por ejemplo, menos del 5% tienen una historia familiar conocida. Como contrapartida, existen diversas enfermedades degenerativas cerebrales que otorgan cierta predisposición o incrementan el riesgo de padecerlos.
Sí es posible identificar algunos síntomas que permiten sospechar. Uno de ellos es la cefalea o dolor de cabeza, que si bien es muy inespecífico y pocas veces genera suspicacias, es uno de los más frecuentes. “El dolor de cabeza es un indicador a tener en cuenta cuando es diferente a la cefalea habitual o cuando no es posible calmarla con analgésicos comunes. Por otro lado, debemos mencionar las náuseas y los vómitos asociados a somnolencia, todos síntomas derivados del incremento de la presión intracraneal, que pueden estar indicando la presencia de un tumor cerebral”, expuso De Rosa.
En cuanto a los signos más específicos relacionados con la localización del tumor, figuran la pérdida de fuerza y sensibilidad en el rostro, los brazos o las piernas, la dificultad para hablar o entender y problemas visuales. También se encuentran en esta clasificación las convulsiones parciales o generalizadas y las hemorragias. Finalmente, las alteraciones hormonales y endocrinas en tumores de la glándula hipofisis o de la glándula pineal pueden ser síntomas relacionados con estos tumores.
El diagnóstico
Aun cuando algunos síntomas son inespecíficos, ante la presencia de estos es importante recurrir al especialista que, mediante un examen clínico y una Resonancia Magnética Nuclear (RMN), deberá hacer el diagnóstico.
“El método de elección por sobre la Tomografía Axial Computada (TAC) es la RMN. Sin embargo, el diagnóstico definitivo se realizará mediante un estudio anatomopatológico de la lesión, después de obtener material tumoral mediante cirugía o biopsia del tumor. También existe la posibilidad de una exploración metabólica denominada PET (en inglés Tomografía de Emisión de Positrones), capaz de medir el comportamiento del tumor (por ejemplo si es más o menos agresivo)”, dijo el Dr. De Rosa.
“Con el objetivo de conseguir un diagnóstico exacto y preciso del tumor, pero también de disminuir la presión sobre el cerebro sano para mejorar los síntomas, los especialistas del Servicio de Neurocirugía del HUA manejamos todos los procedimientos quirúrgicos de la especialidad y resolvemos todas las patologías cerebrales tumorales”, agregó.
Vale aclarar que en el HUA el mencionado servicio cuenta con neurocirujanos, neurologos y oncólogos, que a su vez están apoyados por neuropatólogos, neurorradiólogos y especialistas en neurointensivismo para el manejo multidisciplinario pre y post tratamiento quirúrgico.
Tratamiento
Dependiendo del tamaño, el tipo de tumor, la velocidad de crecimiento y el estado general del paciente, el tratamiento será diferente. No obstante, las opciones de abordaje definitivo incluyen cirugía, radioterapia y quimioterapia, agentes biológicos dirigidos o una combinación de éstas.También suelen utilizarse anticonvulsionantes y corticoides como tratamiento de soporte en algunos pacientes.
En caso que la elección sea la extirpación total, esta puede conseguir curar el tumor o bien facilitar el efecto de otros tratamientos.
Algunos datos más:
- El tumor primario benigno más frecuente es el meningioma, que se origina en las cubiertas del cerebro denominadas meninges.
- En el adulto, los tumores primarios malignos más frecuentes son gliomas.
- El pronóstico de los pacientes con tumores cerebrales está inversamente relacionado con la edad y grado histológico, y directamente relacionado con la situación clínica del paciente.
- La radioterapia es el componente del tratamiento postoperatorio que ha demostrado un alto beneficio.
- Recientemente se ha incorporado a los tratamientos nuevos fármacos quimioterápicos (temozolamida) que demostraron buena respuesta en los tumores de alto grado. A su vez, en los gliomas malignos, la combinación de temozolamida y radioterapia ha demostrado un beneficio en cuanto a la supervivencia, en comparación con la radioterapia exclusiva.
Contacto: Dr. Roberto De Rosa: RDEROSA@cas.austral.edu.ar
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