Los investigadores han intentado durante mucho tiempo lograr que el nervio óptico dañado se regenere, y a veces se ha logrado cierto éxito, pero nunca una recuperación de la visión que merezca ser llamada de ese modo.
Ahora, un equipo en el Hospital Pediátrico dependiente de la Universidad de Harvard, en Cambridge, Massachusetts, Estados Unidos, ha presentado los resultados de una operación quirúrgica que no sólo logró que las fibras del nervio óptico crecieran en la totalidad de la vía visual (desde la retina hasta las áreas visuales del cerebro), sino que también restauró algunos elementos básicos de la visión en ratones vivos.
Larry Benowitz, profesor de cirugía y oftalmología en la facultad de medicina de la Universidad de Harvard y colegas suyos del Centro F.M. Kirby de Neurobiología, adscrito al citado hospital, ha mostrado que ratones con daños severos del nervio óptico pueden recuperar alguna percepción de profundidad, la capacidad de detectar el movimiento en general en su campo visual y percibir la luz, lo que les otorga algunos beneficios, entre ellos poder sincronizar debidamente sus ciclos de sueño y vigilia.
La conclusiones apuntan a que puede haber posibilidades de que las personas que han perdido la visión como consecuencia de daños en el nervio óptico provocados por una lesión o por glaucoma, casos muy numerosos en el mundo (tan sólo en Estados Unidos la cifra supera los cuatro millones de personas), puedan recuperar al menos algo de capacidad visual. En otras formas de pérdida de la visión, como la degeneración macular, las personas a veces pueden recobrar algo de su agudeza visual, pero actualmente no hay forma de recuperarse de los daños sufridos por el nervio óptico.
Estudios previos, incluyendo a muchos efectuados por el laboratorio de Benowitz, han demostrado que las fibras del nervio óptico pueden regenerarse hasta una cierta distancia a través del nervio óptico, pero éste es el primer estudio que muestra que esas fibras, envueltas por el “aislante” que es la mielina, pueden crecer lo suficiente como para conectar el ojo con el cerebro, llegando a los centros visuales adecuados, y formando conexiones (sinapsis) con otras neuronas, permitiendo que los circuitos visuales se recompongan.
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