La sepsis es una de las causas más importantes de muerte en la población. Su incidencia ha incrementado dramáticamente en la última década entre un 8% y un 13% anual y, actualmente, provoca más muertes que el cáncer de mama y de colon juntos. Afecta tanto a niños como adultos y las sociedades científicas vinculadas con los cuidados intensivos en todo el mundo, como la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (S.A.T.I) en nuestro país, se han propuesto a difundir el tema en la población.
¿Qué implicancias tiene la sepsis en los niños?
“La sepsis es una causa importante de muerte en el niño pequeño debido a que su sistema inmune no se encuentra completamente desarrollado y, en ocasiones, es afectado por situaciones prevenibles como la desnutrición. Especialmente, cuando progresa hacia una forma grave o shock séptico, la rápida asistencia con la aplicación de los tratamientos recomendados puede lograr la reversión y disminuir significativamente la mortalidad”, explicó el Dr. Eduardo Schnitzler, Director Médico del Hospital Universitario Austral.
Con el lema “Parar la sepsis, salva vidas” se lleva a cabo una campaña internacional cuyo objetivo es aportar todos los elementos educativos y organizativos para disminuir la mortalidad y la morbilidad causada por la sepsis. Esta fecha apunta a concientizar a dos públicos: a los médicos, para que la tengan más presente como posibilidad diagnóstica y, por otro lado, a los pacientes o sus familias, para que conozcan qué es esta enfermedad y puedan detectar sus síntomas tempranamente.
“La sepsis es una respuesta inflamatoria generalizada como consecuencia de una infección”, definió el Dr. Schnitzler. “Cuando un paciente tiene una infección bacteriana severa, por ejemplo se le infecta una articulación, puede tener repercusiones sistémicas que se manifiestan por fiebre más una significativa aceleración del pulso y la respiración asociadas con el aumento o la disminución de los glóbulos blancos.”, aclaró el especialista.
El profesional distinguió las formas graves de sepsis como aquellas que presentan alteraciones en la perfusión de los tejidos u órganos. Su expresión más grave es el shock séptico, en la cual para restablecer o mantener una perfusión adecuada, se debe recurrir a repetidas infusiones endovenosas de soluciones salinas o administración continua de drogas que mejoren la contractilidad cardíaca o el tono de las arterias. No siempre en estos estadios se presenta caída de la presión arterial, aunque su presencia es una manifestación inequívoca en este contexto.
El intensivista pediátrico refirió que en su estado más severo (shock séptico), la persistencia de las sepsis puede evolucionar, en especial cuando no se logra revertir fácilmente, a la falla de múltiples órganos que han resultado dañados por compromiso en su perfusión o por acción de mediadores inflamatorios. De acuerdo con algunas publicaciones recientes, cada hora de retraso en la reversión del shock aumenta la mortalidad en un 40%.
Algunas formas de prevenir la sepsis son:
1) Cumplir con el plan de vacunas. Algunas de las infecciones bacterianas severas son prevenibles con las mismas.
2) En pacientes susceptibles, como los recién nacidos, no exponerlos al contacto de muchas personas. Es preferible mantenerlos en casa.
3) Proteger al paciente que padece alguna enfermedad que afecte a su sistema inmune, o que se encuentra recibiendo tratamiento para el cáncer.
4) Lavarse con frecuencia las manos es el mejor medio para evitar contagio.
5) Cuando un niño tiene fiebre realizar la consulta médica oportuna.
“Intervenciones simples y básicas como antibióticos y la rápida reversión del shock pueden tener un efecto profundo en el resultado de la sepsis en niños”, remarcan Watson y Carcillo en un editorial recientemente publicado en el Pediatric Critical Care Medicine.
Hay que tener en cuenta que no todos los cuadros febriles son virales o gripales, aunque la enorme mayoría de ellos lo son. “Es preferible tratar una infección viral como una sepsis bacteriana y no una sepsis bacteriana como una virosis”, aseveró el Director Médico del Austral. “Obviamente, basándose en una sospecha diagnóstica consistente y no mediante un uso indiscrimado de antibióticos”, especificó.
Las familias pueden colaborar relatando cuando observen algo diferente en su hijo durante el episodio febril como, por ejemplo, mayor irritabilidad, sueño exagerado o un comportamiento distinto. En segundo lugar, deben mencionar si el niño tiene alguna condición que pueda ser favorecedora de una infección grave e indicar cuáles son las vacunas que le fueron aplicadas.
Por ser esencialmente importante el diagnóstico precoz, es fundamental que la población conozca esta posibilidad y que los médicos sepan reconocerla ya que, detectar los pequeños signos que la sugieren, requiere de cierta destreza clínica. Ante la sospecha del cuadro se llevará al paciente a que se realice exámenes complementarios para confirmar si efectivamente está cursando una sepsis. “Los errores más comunes en el cuidado de chicos con infecciones bacterianas son: el retraso en la consulta, el retraso en la administración del antibiótico, dosis insuficientes de fluidos y subestimación de la severidad”, concluyó el doctor.
Referencias:
El Doctor Eduadro Schnitzler es Director Médico del Hospital Universitario Austral, intensivista pediátrico, ex integrante del Board de la World Federation of Pediatric Intensive and Critical Care Societies y miembro de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva y de la Sociedad Argentina de Pediatría.
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