Con un diagnóstico temprano, pueden tratarse los
problemas de atención y bajo rendimiento escolar que esta discapacidad ocasiona
en el niño
Buenos aires, enero de 2020. Durante la niñez, la
audición es un sentido esencial para aprender a hablar, relacionarse, forjar un
entorno social y un normal desempeño académico de la persona. En este sentido, una
deficiencia auditiva, si bien no afecta las capacidades intelectuales del niño,
puede representar un obstáculo para su educación e integración social. La
detección temprana durante las primeras fases de aprendizaje es clave para
lograr beneficios notables que mejoren la calidad de vida del niño.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que alrededor del
60% de las pérdidas de audición en la niñez se podrían evitar con medidas de
prevención[i].
Por ello es importante destacar que tanto padres como docentes representan un
factor clave al momento de identificar de manera temprana alguna manifestación
en el niño, como puede ser la dificultad para aprender el vocabulario, incorporar
la gramática, y otros aspectos de la comunicación verbal.
En este aspecto, el ámbito escolar es el espacio en el que los
síntomas se manifiestan con mayor claridad: un niño que demora en responder
cuando se lo interpela, que no habla de manera clara, o que está distraído con
frecuencia; estas pueden ser algunas manifestaciones de una discapacidad
auditiva. Un simple examen de rutina para el ingreso escolar como es la audiometría,
por ejemplo, puede probar si efectivamente ese niño tiene algún tipo de pérdida
de la audición.
Ahora bien, cuando la pérdida auditiva es detectada y precisado su
nivel de intensidad, es necesario realizar intervenciones que aseguren a los
niños el logro pleno de sus potencialidades con rehabilitación y educación. Sin
embargo, estos estímulos pueden lograr aún mejores resultados si se
complementan con dispositivos de ayuda auditiva como los audífonos, el implante
coclear, productos de alta tecnología que transforma las señales acústicas en
señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo. Son herramientas que
fomentan el desarrollo, mejoran las destrezas de comunicación y los ayuda a
lograr sus objetivos de aprendizaje.
La pérdida de audición en niños y niñas tiene una
incidencia directa en su rendimiento escolar. Se calcula que un menor con
pérdida auditiva puede perderse hasta un 50% de las conversaciones en
clase. El uso
de audífonos o implantes cocleares corrige este problema,
lo que implica un progreso académico inmediato. Siempre que no exista otro
problema de aprendizaje, estos dispositivos permiten que el menor comprenda el
lenguaje hablado y desarrolle las capacidades del habla, afirma María Agustina Leiro,
fonoaudióloga de Gaes Centros auditivos. Un entorno comunicativo saludable, la motivación, la rehabilitación y
la contención del niño serán, además, factores fundamentales para que el niño
obtenga los resultados esperados, agrega.
Por lo tanto, cuanto más temprano se detecte y
se atienda al niño con una disminución auditiva, mayor será la probabilidad de evitar
afecciones más complejas y de que tenga una mejor calidad de vida tanto en el
aspecto social como en el académico.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario