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19.4.21

Alzheimer y adulteraciones en enlaces aéreos y periféricos

 

La utilización de los softs de captura informática y análisis biométrico de escritura permiten a calígrafos y grafólogos adentrarse en variables intrínsecas que hasta hace poco apenas se podían inferir u objetivar con el uso de complejo instrumental.

Hoy es posible también revelar las trayectorias aéreas que enlazan las distintas fases de textos y firmas.  Los nuevos instrumentos de captura los detectan, siguen, miden, procesan estadísticamente y muestran en cifras y gráficos (como ilustra la imagen que acompaña este artículo). Esta parte «inmaterial» del trazado está en el centro de decenas de investigaciones sobre escritura indexadas en la Biblioteca Biomédica de USA, por la que debe pasar toda revisión científica.

Uno de estos estudios, realizado en 2017 en Universidades de España y República Checa (1), descubrió que la escritura de los enfermos de Alzheimer presenta un mayor porcentaje de enlaces aéreos en relación a la escritura de personas sanas. Lo mismo ocurrió con los trazos «periféricos», que son aquellos producidos a más de un centímetro y medio por encima de la superficie del soporte/tableta. En esos casos es imposible registrar la extensión del trazo inmaterial ni su recorrido. Pero, en cambio, es factible medir el tiempo en que se producen.

Este dato es el que determinó que el tiempo “periférico” es mayor de manera estadísticamente significativa en relación a los escritos de personas sanas, por lo que el dato pasó a considerarse como signo gráfico compatible con esa enfermedad, lo que constituye un aporte de la grafología (desde la especificidad de su incumbencia) a la medicina. Por lo demás, este signo distintivo resulta de eventual utilidad para la peritación sobre autenticidad de textos ya que se trata de una variable de dificil manipulación.Pero del análisis de los trazos «periféricos» surgió otro hallazgo también importante para la pericia caligráfica.  En efecto, la investigación reveló que no pasa lo mismo con los enlaces periféricos de la firma: tanto las firmas de las personas enfermas como las de las personas sanas poseen el mismo porcentaje de enlaces periféricos. En cambio solo triplican esos tiempos las que fueron falsificadas. Por este motivo el fenómeno pasa a ser un indicador confiable de adulteración y adquiere un gran valor para los peritajes en el área.

A partir de estos resultados se puede inferir que la firma de los enfermos de Alzheimer presenta menos alteraciones porque se trata de un grafismo altamente automatizado que, como tal, depende de los ganglios de la base y no de las áreas corticales, más afectadas por la patología. Ellas regulan las funciones ejecutivas y reflejan sus pertubaciones en los enlaces inmateriales que anticipan cada fase. Esto es lo que se observa en las falsificaciones porque proyectan las dudas ejecutivas propias de una producción no automatizada.

Estos nuevos conocimientos que enriquecen a las ciencias del grafismo derivan de la posibilidad de cotejar firmas patológicas, no patológicas (que forman parte de los grupos de control) y falsificadas.

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