En el terreno de los tumores, el de próstata, junto con el de pulmón y colon, se encuentra entre los tres más frecuentes en nuestro entorno. A partir de aquí, el ideal consiste en diagnosticar lo antes posible el problema para poder ofrecer una rápida y eficaz solución.
Si nos ceñimos al campo del tumor de próstata, una prueba diagnóstica poco agresiva consiste en realizar un análisis de sangre para determinar el PSA. ¿Pero, qué es el PSA? El antígeno prostático específico, como también se le conoce, se descubrió a finales de los años ochenta. Se trata de una proteína sintetizada en la próstata, cuya función principal consiste en diluir el coágulo seminal para que los espermatozoides circulen con más facilidad hasta su destino final: el óvulo.
¿Pero en qué ocasiones se elevan los niveles de PSA en sangre? ¿Sólo en el tumor de próstata? No; también lo hace cuando la próstata es grande (a más cantidad de próstata, más cantidad de tejido fabricando PSA), cuando existe una infección o una inflamación prostática (prostatitis), ante una instrumentación de la próstata (biopsia, paso de sonda vesical, etcétera) o incluso tras la eyaculación. Pero también sabemos que el ejercicio físico puede elevarlo, y de ahí que se reduzca en un 50% en pacientes hospitalizados.
Consideramos normales los niveles de PSA cuando éste ronda entre 0 y 4 ng/ml., sabiendo que entre 4 y 10 ng/ml. existe un 25% de probabilidad de que existan células tumorales en el interior de la próstata. Sin embargo, en el día a día del consultorio médico vemos que la determinación de PSA es insuficiente para salir de dudas, y que realizamos biopsias que podrían evitarse si dispusiéramos de un análisis que nos ofreciera más rentabilidad diagnóstica.
Pero en 1999, en la Universidad de Nijmegen (Holanda) se descubrió el gen DD3 (más conocido como PCA3), y que se encuentra en el cromosoma 9.
Sabemos que esta sustancia discrimina mucho mejor el tejido tumoral prostático respecto del tejido no tumoral (bien sea prostatitis, hiperplasia benigna, etcétera). Y otro dato importante es que no se ve afectado por el tamaño de la próstata.
El análisis se obtiene de una muestra de orina, tras realizar, por parte del urólogo, un masaje prostático en la consulta. Esta muestra deberá ser entregada antes de tres horas en el laboratorio que vaya a procesar la muestra.
Se ha considerado que el nivel de corte sea de 35, y que cuanto más alto esté, más riesgo habrá de presencia de células tumorales prostáticas, incluso de que éstas sean más agresivas.
El interés mayor se encuentra en aquellas personas en las que, bien sean por los niveles del PSA o por la exploración física, existen dudas de indicar una biopsia de próstata (especialmente si ya se realizó una previa y resultó ser normal). Con el tiempo, sin duda, esta prueba se irá generalizando, ya que puede ahorrar un 50% de las biopsias de próstata.
Fuente: LNE

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