Espasticidad: una secuela del ACV que puede aparecer en el
20-30 por ciento de los pacientes.
Tratar todas las secuelas de forma temprana permite evitar la discapacidad a largo plazo.
Sin tratamiento, el 58% de las personas que sufren un ACV desarrollará espasticidad a los 6 meses.
Buenos Aires, octubre de 2022.- Se estima que, en la Argentina, se produce un accidente cerebrovascular (ACV) cada 9 minutos[1] y constituye la primera causa de discapacidad permanente en las personas adultas. Las secuelas son varias y cada una requiere un tratamiento específico, pero tratarlas de forma temprana permite evitar la discapacidad a largo plazo.
La espasticidad constituye una secuela motora importante del ACV, se estima que entre el 20 y el 30 por ciento de las personas que han sufrido un accidente cerebrovascular (ACV) pueden desarrollarla. Los estudios muestran que, entre los 3 y 18 meses posteriores a un ACV, las lesiones cerebrales pueden causar un cambio en la remodelación muscular que conduzca a desarrollar una forma grave de espasticidad. Sin tratamiento, en general, a los 3 meses el 27% de los pacientes ha desarrollado espasticidad y a los 6 meses esa secuela ya afecta al 58% (15% de ellos en forma grave)[2]. Sin embargo, las herramientas diagnósticas de las que se disponen actualmente permiten pronosticar el desarrollo de la espasticidad con alta sensibilidad y especificidad, dando lugar a su tratamiento precoz[3].
La espasticidad es un trastorno motor del sistema nervioso que genera un aumento del tono muscular y afecta la movilidad de los pacientes. “Afecta la postura y el movimiento. Puede presentarse en niños o adultos, dependiendo de la causa o lesión que la provoca. Si bien es una condición desconocida por muchos, es muy frecuente en pacientes con lesión neurológica. Se observa en niños con parálisis cerebral, en personas que han sufrido un ACV, o una lesión medular o encefalocraneana, o presentan una enfermedad neurológica como esclerosis múltiple” detalló la Dra. Mercedes Molinuevo (MN. 92810), médica especialista en Medicina Física y Rehabilitación y Presidenta de la Sociedad Argentina de Medicina Física y Rehabilitación (SAMFyR).
La espasticidad es una condición que, si no es tratada a tiempo, ocasiona la pérdida de la capacidad funcional en general e impacta notablemente en la calidad de vida. “Puede ocasionar dificultades para el desarrollo de las actividades de la vida y rutina diaria como vestirse, higienizarse, alimentarse, entre muchas otras. Puede también generar dolor crónico, trastornos para conciliar el sueño y, en algunos casos, generar un síndrome depresivo”, afirmó el Dr. Gastón Espinet (MN 134778), médico especialista en Medicina Física y Rehabilitación, miembro de la comisión directiva de SAMFYR, Director Posgrado Manejo de la Espasticidad (SAMFYR), médico fisiatra en ALPI y Centro Fintea.
Tras un ACV, lo primero que debe hacer un paciente es recibir atención de manera inmediata para poder reconocer y evaluar el cuadro. En una primera etapa, la etapa de la urgencia en la que el paciente arriba al centro de salud, es atendido por el médico de terapia intensiva y el neurólogo. Una vez estabilizado, requiere de una atención y equipo multidisciplinario. Aquí intervienen fisiatras, fonoaudiólogos, terapistas ocupacionales, kinesiólogos, que trabajan conjuntamente con el médico neurólogo.
En el caso de la espasticidad como secuela, si bien es una condición que no tiene cura, tiene un tratamiento que permite reducir su impacto. “Existen distintas opciones terapéuticas para tratarla y evitar o disminuir las complicaciones que conlleva. Requiere control y tratamiento interdisciplinario por parte de médicos fisiatras, equipos de rehabilitación, kinesiólogos, terapistas ocupacionales, fonoaudiólogos. El uso de medicación miorrelajante, toxina botulínica, uso de férulas, terapias de rehabilitación para mejorar los patrones de movimiento”, explicó la Dra. Molinuevo.
La espasticidad en sí misma no puede prevenirse, pero una vez instaurada la lesión neurológica lo que se puede hacer es evitar que empeore. “Es importante la detección temprana y no demorar el tratamiento porque, al ser una condición que no tiene cura y es crónica, tiende a empeorar si no se la trata de forma oportuna y correcta” explicó el Dr. Espinet que también aclaró, “El médico fisiatra puede ser consultado directamente sin necesidad de derivación. Debemos tomar conciencia de la importancia del tratamiento temprano de las secuelas, ya que esto permite reducir su impacto y que el paciente pueda alcanzar una mejor calidad de vida”.
Contacto Prensa: Mariana Barusso
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